A Road to Mental Health Through the Kitchen
No hay duda alguna de que la cocina puede cambiar positivamente el estado de ánimo de las personas, ayudar con trastornos como la depresión, el ansiedad, adicciones en adolescentes, ataques de pánico y de la alimentación. No es sólo un hobby, es cierto que relaja y es cierto que para muchos es un excelente anti-estrés, aumenta la autoestima y hace que los niños aprendan lo saludable y divertido que puede ser preparar los alimentos por sí mismos en un ambiente seguro y familiar.
En los últimos años, las investigaciones sobre la cocina como herramienta terapéutica y de rehabilitación han sido varias y todas demuestran que el hecho de centrarse en un acto que muy a menudo hacemos de forma automática, cual lo de cocinar, ayuda en los momentos difíciles de nuestra vida.
Un artículo en el Wall Street Journal escrito por Jeanne Whalen
A Road to Mental Health Through the Kitchen
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cita los resultados de los centros clínicos y de rehabilitación y consultores psicológicos que utilizan la cocina como herramienta terapéutica en pacientes con depresión, ansiedad, trastornos psiquiátricos y en los adolescentes con adicciones, trastornos mentales y de la alimentación.
Me pareció muy interesante, así que quise compartirlo.
Los terapeutas afirman que las clases de cocina, en algunos casos asociadas a la psicoterapia “convencional”, reducen en gran medida el estrés, aumentan la autoestima, eliminan los pensamientos negativos. El hecho de centrar la atención en la preparación de una receta aumenta la concentración y deja una sensación de satisfactoria y de bienestar.
Los resultados han sido confirmados por un centro de tratamiento para los adolescentes, la Newport Academy en Connecticut, donde se ha decidido implementar la psicoterapia con clases de cocina. A dar las clases es el chef que dirige la cocina de la clínica Patrizia D’Alessio, que enseña a los pacientes cómo preparar comida sana y genuina con sus proprias manos, incluso sus comidas favoritas como hamburguesas y macarrones con queso. Las clases permiten centrarse en algo concreto y esto les ayuda a desviar la atención de las situaciones de estrés y emociones negativas.
Cocinar, preparar masa y hornear pueden considerarse actividades terapéuticas del enfoque de la Behavioral Activation, (una pequeña paréntesis para los no expertos de acuerdo con esta teoría en los pacientes con estos trastornos es necesario fomentar actividades que dan refuerzos positivos, con el objetivo a alcanzar metas, que son capaces de desarrollar habilidades y volver a conectar con la vida cotidiana para reducir el estrés, la falta de autoestima, aislamiento y sobretodo la passivitá y la tendenzia a procrastinar las cosas).
Annie Gendaszek, coordinadora del programa de rehabilitación explica que los adolescentes siguen psicoterapia intensiva a diario y eso puede ser agotador. Cocinar, por el contrario, es divertido y relajante, uno de los pocos momentos en los que se olvidan de estar en terapia.
Jaqueline Gollan profesora en la Universidad Northwestern de Chicago sostiene que cocinar es una actividad capaz de facilitar sentimientos de bienestar y alegría, incluso el simple hecho de ver feliz alguien comiendo el pan de calabaza y chocolate que se ha preparado hace felices.
Helen Tafoya, director de un programa de rehabilitación psicosocial en el Mexico Psychiatric Center habla del hecho de que cocinar y comer juntos ayudan a los pacientes a tener confianza en sí mismo, aumenta la autoestima y promueve la comunicación interpersonal por lo tanto facilita el proceso de rehabilitación.
Los terapeutas ponen el atención en el hecho que la alimentación saludable es crucial durante las terapias farmacológicas de estos pacientes, que a menudo son responsables de un aumento de peso significativo
Y entonces el otro día después de una sesión de cocina terapia me quedé pensando … por supuesto, el setting es un poco diferente a lo que estamos acostumbrados cuando pensamos en un psicólogo y una psicoterapia, pero lo que hace que sea absolutamente única y original son el laboratorio emocional que se crea a través de la terapia de cocina, la riqueza de la interacción humana, la capacidad de acceso a la mente y al mundo de las emociones a través de un mundo hecho de sensaciones, olores, sabores capaces de conectar el paciente al terapeuta, una sensación a un comportamiento, la expresió de la cara a una emoción. Y así, todavía me encuentro en un oasis de emociones positivas.